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Pensar a lo grande de verdad

¿Nacemos con la habilidad para “pensar a lo grande” o es esa una habilidad que podemos desarrollar? Después de 14 años trabajando con mujeres empresarias, tengo el convencimiento de que esta es una habilidad aprendida. Hay unas cuantas cosas que podemos aprender y practicar para adoptar un modo de comportamiento más acorde a “pensar a lo grande”.

  Las siguientes son siete actitudes “imprescindibles” para pensar más a lo grande o, lo que es más importante, para tener un mayor impacto en nuestro mundo:

1.   Equivocarse es imprescindible

  No tener miedo a equivocarse es esencial para pensar a lo grande. A veces llegamos a un punto en el que nos atemoriza perder lo que tenemos. Pero lo cierto es que al estar tan apegados a lo que tenemos, es imposible llegar al siguiente nivel sin tomar riesgos. Necesitamos un ego lo suficientemente fuerte como para convertir las equivocaciones en oportunidades de aprendizaje. Si nuestro ego se centra en “verse bien”, nunca nos permitiremos el regalo de las equivocaciones.

2.  
Compromiso con el aprendizaje a toda costa

  Aprender siempre es valioso para quienes piensan a lo grande. Hacen que el aprendizaje sea más importante que el hecho de actuar en grande. No critican a los miembros del equipo por fallar, los alientan a probar algo diferente. Y si un miembro del equipo se equivoca, lo celebran y comprenden que las equivocaciones son una oportunidad aún mayor de aprendizaje.

3.  Siempre hay que tener una visión

  Pensar a lo grande no puede darse sin una visión de lo que es posible. Las personas que piensan en grande, nunca dejan de lado su visión. Se aferran a ella con cierta flexibilidad, y la siguen como una luz guía. Tienen un sólido compromiso con ella. Avanzan hacia ella cada día. Su visión les impulsa constantemente en todas sus acciones. Piensan a lo grande y planifican a lo grande.

4.  Interdependencia

  Las personas que piensan en grande saben lo que necesitan para responsabilizarse totalmente de su visión, pero también saben que deben contar con una tribu o comunidad para ayudarles. Saben que tienen que pedir ayuda y no avergonzarse de ello en absoluto. Lo ven como parte del proceso —no como una debilidad, sino como una fortaleza. Trabajan con sus fortalezas y piden ayuda en áreas en las que saben que pueden mejorar. No temen admitir que tienen puntos débiles. Se permiten a sí mismos y a los demás ser humanos.

5.  Colaboración con los mejores

  Cuando piden ayuda, se la piden a aquellas personas que son mejores que ellos en la tarea en cuestión. Esto permite crear un equipo sólido y fuerte. Les permite a ellos centrarse en sus fortalezas y confiar en que quienes están a su alrededor están haciendo el mejor trabajo posible. Contratar a alguien que hace algo mejor que uno, permite a todos a su alrededor ser líderes que contribuyen significativamente a la visión general.

6.  Confianza

  Esta es una habilidad que entendemos que mejora con el tiempo. No significa que tenemos que relajarnos y dejar que las cosas sucedan. En cambio, quienes piensan a lo grande, trabajan muy arduamente pero, al mismo tiempo confían en el equipo, en sí mismos y en el mundo. Creen en algo mayor que ellos mismos. Por lo tanto, están dispuestos a tomar riesgos mayores porque saben que funciona. Y si no funciona, siempre es una buena oportunidad para aprender.

7.   Celebración

 Quienes piensan a lo grande celebran los pequeños éxitos por el camino. Si trabajan arduamente para conseguir un gran objetivo, encuentran algo para celebrar de forma regular, porque verdaderamente creen que hay mucho que celebrar antes. Saben que nuestra vida es un camino y que lo más importante no es el destino final. Se sienten verdaderamente agradecidos por cada día y lo que este presente. Tienen una “actitud de gratitud”, que les hace celebrar constantemente día a día

  El problema que tenemos cuando pensamos a lo grande, es que como sociedad definimos el concepto de “ir a lo grande” como “lo grande es siempre mejor”. Un negocio más grande. Ingresos más grandes. Un equipo más grande. Una oficina más grande. Márgenes de ganancias más grandes. Más grande.

  Manejar un negocio para que alcance todo su potencial es positivo. Sin embargo, más grande no siempre es mejor. Puede ser mejor recortar horas de trabajo para pasar más tiempo con nuestros hijos. Quizás sea mejor vivir en una casa más pequeña para poder tener otra casa pequeña en otro sitio.

  Más grande y más siempre es bueno para nuestros enormes egos, pero suele acarrear un costo enorme. Piense auténticamente a lo grande y haga que sus deseos más profundos se conviertan en realidad.




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Marshall, Angela

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